Cancún.— Más allá del impacto ambiental, un aspecto que preocupa del Tren Maya es la seguridad.

Dada la fragilidad del piso que lo soportará y la infinidad de cavernas que hay en el subsuelo de la Península, manifestó el geofísico Mario Rebolledo.

El ejemplo que doy es el colapso de la carretera Cancún-Playa del Carmen de agosto de 2015.

Que si bien no causó víctimas, dejó pérdidas económicas tremendas para la zona, a pesar de que duró alrededor de 13 horas, señaló.

Según dijo, en ese caso se habla de una superficie colapsada de 10 m de diámetro y 2 de profundidad, que en el caso de un tren “podría ser catastrófico en términos de vidas humanas y económicas”.

El experto recordó que la Península de Yucatán precede al impacto del meteorito que presuntamente acabó con los dinosaurios; está formada por piedra caliza (carbonato de calcio), una roca suave, fácil de disolver en agua que es lo que facilitó la formación de cavernas y cenotes.

“Su geología es muy particular, no sólo en el país, sino en el mundo”.

Asimismo, entrevistado para el noticiero matutino de Radio Fórmula, recordó que si bien en el siglo XIX operaron en la región trenes (los Ferrocarriles Unidos del Sureste).

En el caso del Tren Maya sería con una tecnología diferente y con mayores dimensiones.

Suponiendo que se den las condiciones legales, cualquier inversionista pedirá seguridad de que su inversión no corre riesgos.

En México tenemos gente, tecnología y el “know how” para hacer el trabajo geofísico: mediciones con geo-radar, pero eso implica una fuerza humana y una inversión económica importante, aunque el proyecto las justifica.

También consideró que un trazo paralelo a la carretera Cancún-Chetumal no es viable porque atraviesa por lo menos tres sistemas de cavernas muy importantes del norte de Quintana Roo:

Río Secreto, en Playa del Carmen, El Naranjal y Sac Actún, grandes ríos subterráneos reportados por espeleobuzos.

Más adelante, en Tulum, está el río subterráneo más largo del mundo, de modo que esa ruta no es viable, añadió.

Rebolledo afirmó que, por su experiencia profesional en Puerto Morelos y en la zona de Río Secreto, considera que la franja de 20 km de la playa hacia adentro constituyen grandes retos.

De modo que la vía tendría que instalarse más adentro del Continente, pues meter pilotes en las cavernas “sería una salvajada”.

No sólo se trata de salvar a una industria como la ecoturística, sino a un ecosistema “que es único en el mundo” y la razón de ser de la zona, manifestó.

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