Desde una esquina antes se percibe en el aire ese olor tan característico del pollo combinados con masa y manteca. Ahí, frente al parque de la supermanzana 24 donde se lee “La casa de los abuelos” viven Doña Magda y Don Leonardo, responsables de aromatizar el ambiente con la sazón del platillo típico para estas fechas: El Pib.

El “Muc bipollo” o “Pib” es un tamal que en maya significa “pollo enterrado o que debe ser enterrado”, esto por su forma de cocinarse, enterrado en la tierra, desde la época indígena de Yucatán para festejar el Hanal Pixan o Día de muertos cada 1 y 2 de noviembre.

“Don Leo”, como le dicen de cariño, llegó a Cancún hace más de 40 años junto con Doña Magda, su esposa, donde criaron a sus hijos y para ayudar en el gasto de la economía y aprovechando que había aprendido a cocinarlos desde los once años, decidieron cocinar para vender con los amigos. 30 años después sus Pibes siguen siendo todo un éxito.

En los pueblos de Yucatán, el mukbilpollo se cocina en familia: las mujeres se encargan de juntar todos los ingredientes para prepararlo, y los hombres de hacer un hoyo en la tierra de aproximadamente medio metro de hondo donde luego se colocan piedras, leña y se prende fuego. Cuando sólo quedan las brasas, se mete el tamal envuelto en hojas de plátano y se le hecha tierra para taparlo muy bien. Después de dos horas de hornearse enterrado, el pib, está listo para ser disfrutado por la familia.

En la cocina de Don Leo no se puede hacer un hoyo en la tierra pero cuentan con un horno que a través de los años ha podido aguantar la carga de trabajo a la que lo someten en esta época del año pues llegan a hacer hasta 30 de esos tamales en un día.

El resto de al año se dedican a hacer pasteles para bodas y paquetes de comida por encargo para celebraciones como navidad. Don Leo también es una de las grandes historia durante la temporada regular con los Tigres de Quintana Roo pues el encargado de darle de comer a la prensa con sus ricos sandwiches combinados de ensalada y jamón y queso.

En la mesa, Doña Magda desmenuza el pollo y ahí a su lado están todos los ingredientes mientras Don Leo, del otro lado de la mesa, acomoda hojas de plátano, luego saca la masa ya revuelta con el recado y el espelón, un tipo de frijol, y la va extiendo sobre las hojas hasta formar una base .

Siempre se han dedicado a la cocina y lo comentan con el orgullo de quién ama su oficio. Doña Magda dice que su familia los apoya y en estas fechas se reunirán en “La casa de los abuelos” para disfrutar todos juntos de este platillo y poner en un pedazo en el altar que hicieron.

Platicador y amable como siempre, Don Leo pellizca las orillas de la base para formar pequeñas murallas, la masa ahora tiene forma de recipiente rectangular. Dice que este es el secreto para que no se salga el relleno.

Luego coloca suficiente pollo, res, el “col” que es una especie de caldo espeso de masa, caldo de pollo, manteca y recado. Después agarra la cebolla, el tomate, la hierbabuena y epazote. Luego, pone otra generosa capa del col. Vuelve a extender masa para formar un rectángulo que con toda precisión pone encima para que funcione como una tapa.

Por último hace una envoltura que amarra con pedazos del hilo que deja la hoja de plátano, en que se podría asemejar a una caja de regalo y la mete al horno. Ahí se horneará durante un par de horas para terminar de “chambear” y disfrutar de la familia.

Es conocido que por ser una ciudad relativamente joven comparada con el resto de las ciudades del país, Cancún, sea una ciudad de migrantes en donde convergen costumbres y tradiciones diferentes, sin embargo el pib sigue siendo un manjar para convivir y disfrutar con la familia en esta época en la que recordamos a nuestros seres queridos que se nos adelantaron en el camino.

Editor de Noticias de Quintana Roo, México y el Mundo; los temas más relevantes del momento al instante

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